lunes, 10 de enero de 2011

LA VENTAJA PSICOLÓGICA EN EL RUGBY

Esto es cómo un equipo saca ventaja psicológica, en la medida que tiene un “deseo de poderío” que impone sobre su rival.

Michael Gourley, neocelandés psicólogo con experiencia en el campo organizacional y fue jugador de rugby del combinado provincial de Wellington que escribió un artículo de su autoría que se llama “La ventaja de la psicología en el rugby”. Gourley en este artículo propone algunas ideas relevantes, a saber: Sostiene, a partir del pensamiento del DT de futbol americano Vince Lombardi que “los entrenadores que pueden describir jugadas en los pizarrones son muchos, pero los que triunfan son los que llegan dentro de los jugadores y son capaces de motivarlos”. También sita a Graham Henry quien afirma que la actitud es todo. Si la actitud es la correcta –dice- se podrá alcanzar un estándar de juego alto y con ese estándar vendrán los triunfos.
Gourley introduce en su artículo el par antitético “creatividad vs. Rugby sin errores” Sostiene que hay entrenadores que piden error cero y que en última instancia esto es un factor que funciona negativamente en el inconsciente del jugador ya que para evitar errores no se toman riesgos y las diferencias en el campo de juego entre un equipo y otro pasan por tomar riesgos, si uno no arriesga no hace lo suficiente para ganar. Comenta graciosamente la frase del legendario entrenador de basketball John Wooden: “el equipo que cometa la mayor cantidad de errores probablemente será el ganador”. Es decir que el equipo que comenta la mayor cantidad de errores habrá sido el que tomó más riesgos y por lo tanto con algunas de esas jugadas riesgosas se llegará a marcar más puntos.

Si analizamos correctamente la frase de Wooden encontraremos mayores certezas, el cree que “el hacedor” comete errores y, dice “quiero hacedores en mi equipo, jugadores que hagan que las cosas pasen”. Esa afirmación es la completa antitesis del rugby “sin errores”.
Pero en última instancia podría zanjar la diferencia diciendo simplemente que es una postura estética la preferencia por el juego abierto, desplegado y creativo sobre lo condicionado y repetitivo de lo puramente predeterminado. Vale recordar también aquí la frase del hombre mas inteligente que alguna vez pisó este planeta, me refiero a Albert Einstein: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”.
La esencia de lo humano es la creatividad y la repetición la esencia de lo robótico y de lo patológico.
Continuando con el artículo de Gourley, este plantea también y diría en plena coincidencia con lo que planteo en “Rugby Interno” y en “Psicología y Rugby” la necesidad de centrar el trabajo psicológico en lo estrictamente grupal sobre lo individual. Si bien no descarto la posibilidad de la motivación individual, como Gourley creo que el trabajo individual se ajusta mucho más a aquellas disciplinas individuales. Aquí en este deporte es necesario lograr la sumatoria de los matices individuales en pos del crecimiento grupal y aquello que sea nocivo para el grupo tendrá recambio y ese pequeño ajuste permitirá que la pieza que no funcionaba lo suficientemente bien, trabaje personalmente en ajustarse a las necesidades del grupo. Esto es lo que llamó “ser uno con el grupo” que es en última instancia la finalidad psicológica del juego de rugby. 

Finalmente Gourley en su artículo trata el tema de la sumisión psicológica de un equipo sobre otro y de la iniciativa como arma de sumisión psicológica. En principio deberíamos decir que de eso se trata el juego, “de vencer al otro en lo psíquico”, ya que eso seguramente traerá como consecuencia una diferencia en el tanteador a favor del que haya ganado la lucha psicológica. Podemos tener un equipo que sea fuerte en las formaciones fijas y haga retroceder al rival en el scrum y superarlo ampliamente en tamaño y destrezas. Que solo le deje al otro la posibilidad de tener poca posesión a partir de pelotas recuperadas. Si el apertura de este equipo se dedica a patear esas pocas pelotas, ese equipo no podrá cambiar el rumbo de la historia. Si en cambio toma la postura de atacar a riesgo de equivocarse, ese equipo no será sumiso psicológicamente e intentará cambiar supremacía por supremacía. Si un equipo no tiene posesión pero va a tacklear arriba, es la iniciativa sobre el territorio la que marcará la ventaja psicológica. 
Entonces, para evaluar un juego el mejor criterio es evaluar cual de los dos equipos tiene la iniciativa. Concentrándonos en este aspecto, cuando evaluamos un juego, esa evaluación nos va a proveer información importante sobre el probable resultado del partido. El resultado usualmente depende de quien tiene el equilibrio psicológico a su favor. La iniciativa incluye criterios como la posición y la ventaja territorial, pero entendamos que es más que la suma de estos aspectos técnicos del juego. El equipo con iniciativa invariablemente impone el juego a su rival, ellos inician y determinan el diseño, el modelo de juego y la oposición lo sigue. Esto es lo que exactamente la palabra iniciativa sugiere. Tener la iniciativa permite a los jugadores actuar con confianza y dictar el juego. Les da la ventaja psicológica que invariablemente conduce al éxito.

Trabajar también sobre los aspectos psicológicos del equipo da una ventaja, allí donde el resto no lo hace. Pensar como ganar la batalla psicológica es tomar la iniciativa, aun no teniendo posesión ni dominio territorial, la batalla psicológica se gana con la actitud de ir a buscar el ingol contrario, de tener la única finalidad como dice Gourley, de marcar puntos.
Si pensamos en tener una buena defensa, la defensa no va a cambiar el resultado, en todo caso lo va a mantener. Si por el contrario pensamos que defender es nuestra arma de ataque, para recuperar la pelota y desde ese momento plantear un acto creativo que nos lleve a visitar el ingol contrario. Allí entonces la defensa es el primer escalón de nuestro ataque. Pero el segundo escalón, atacar con esa pelota recuperada, es el que marcará si tenemos o no la supremacía psíquica en ese segmento del partido. La diferencia y la posibilidad de éxito estará dada por lo que hacemos en ese segmento. Si disponemos de esa pelota para atacar el ingol contrario ganaremos la supremacía o si por el contrario la dejamos en un line out lejos de nuestro ingol, le entregamos la posesión y la iniciativa a nuestro rival y por lo tanto somos sumisos psíquicamente.
Regresemos a aquella enunciación de Wooden: “el equipo que cometa la mayor cantidad de errores probablemente será el ganador”. Supongamos entonces que hay alineación en el plan de juego y todos comparten la estrategia del entrenador, pensemos que vamos a tratar de no desperdiciar las oportunidades que tengamos ya sea a través, del dominio de las formaciones fijas, en el dominio territorial o simplemente la posibilidad que nos de el rival de trabajar sobre pelotas recuperadas, allí necesitamos hacedores, siempre necesitamos hacedores, creativos, inventores a riesgo, que se atrevan a cometer errores, esa es la única forma de cambiar el curso de un resultado desfavorable, es más diría que de la historia de un equipo.


Por lo tanto si sabemos que hacer dentro de la cancha, si sabemos como obtener la iniciativa, si estamos concentrados en nuestro trabajo, seguramente vamos a imponer ese deseo de poderío que haga que nuestro rival seda ante nuestras fortalezas y nuestra inteligencia y seguramente nos llevemos la alegría del triunfo. En otras palabras esas fortalezas internas y ese convencimiento son “La ventaja psicológica”.

Fuente: rugbytime.com